Ciudadano Kane [Eje II]

Mediatización y cultura masiva tras la "incógnita social"

Charles Foster Kane ha muerto. La última palabra que mencionó fue "Rosebud". Le confían a un periodista llamado Jerry Thompson la misión de averiguar qué quiso decir el magnate. Así comienza una historia que ha pasado a la Historia.

Tres años antes de que Ciudadano Kane (Citizen Kane - 1941) se diera a conocer, su autor experimentó la adaptación de la novela "La guerra de los mundos” a la radio en una jornada de pánico. A pesar del aviso a los oyentes sobre la dramatización de la novela, muchos (que probablemente la sintonizaron en los cuarenta minutos, entre el primero y segundo aviso) creyeron que el conductor estaba siendo invadido en su estudio y se estremecieron. 60 años después, en conmemoración de aquella transmisión, en Portugal y en México se volvió a dar el fenómeno, a menor escala pero con las mismas consecuencias. Estos sucesos marcan la inteligencia de los medios o la desinteligencia de las personas. No es que todos pensemos como un animal, pero claramente la influencia de los medios en las prácticas sociales. No por nada Mc Luhan mencionó al “medio como mensaje”.“Ciudadano Kane” es una película dirigida por Orson Welles y está inspirada en la vida de William Randolph Hearst, impulsor de la prensa amarilla allá por la década de 1895. El argumento se basa en una incógnita una que mantiene incertidumbre durante toda la película, ya que mantiene la necesidad de resolverla. El ciudadano Kane pronuncia “Rosebud” antes de morir, y el periodista Jerry Thompson, quien entrevista a sus conocidos, a su esposa y ninguno logra dar con certeza los datos necesarios para entender el significado de las palabras de Kane.

La primera película del director es famosa y ha creado argumentaciones de todo tipo. Es considerada la mejor película de cine por una gran mayoría de críticos (obviando que esto es relativo). En ella introduce técnicas innovadoras de fotografía e iluminación, especialmente por la técnica del flash-back. Es necesario incluir este dato, ya que la película juega desde la sencillez hasta lo más complejo que se pueda conocer. De todos modos, el análisis aquí dista de lo que la película ha generado en la gente.

Partiendo de la definición de cultura mediática como la capacidad que tiene el medio de “moldear” las prácticas sociales, se puede analizar la palabra entre comillas y por qué no relacionarla también con el Eje I. Los medios son formadores de opinión y, en este caso, la cultura de un pueblo posee un sector económico (relacionado con la burguesía) que es representado por multimillonarios como Kane y, junto al medio mismo que la forma, se ve la opinión que se genera por parte de los mismos. Si un medio forma opinión y es más que un canal, más bien un mensaje (Mc Luhan), cómo se imagina que formará opinión acerca de la muerte de un hombre de la prensa. Un claro ejemplo de esto se ve cuando Charles dice: “No crea usted todo lo que oye por la radio, es mejor que lea el Inquirer” (refiriéndose a su diario, el New York Inquirer, oponente del Chronicle. La radio y la televisión aparecen como medios menos importantes en la época, faltos de adeptos hasta ese entonces. Con respecto al eje anterior, se puede afirmar que el poder del Inquirer para generar en los lectores una buena imagen de Kane y lo contrario para con sus enemigos (no muy distinto de lo que pasa hoy en día en un país como Argentina, que cruza una guerra mediática desde que “los trapitos salieron al sol”). Se concibe la idea de una massmediación "dirigida" por la rutina mediática, especialmente si se tiene en cuenta quién es el acaudalado que acaba de morir: un hombre de prensa, dueño de un periódico que marca tendencia en una sociedad dibujada por el director como dependiente del medio, que se ve representado por dos periódicos de competencia local (para lo que se necesitará entender sí o sí el contexto).

Pero volviendo al argumento de la película, se puede entender a las personas que consumen esta nueva investigación como receptores, lógicamente, pero no ajenos a la producción de sentido, ya que no sólo reciben si no que opinan acerca del caso; “Que Rosebud esto, que Rosebud lo otro…”. El medio tiene un espesor cultural y marca las prácticas sociales (M.C. Mata).

Según Roger Silverstone, el proceso de mediatización envuelve a la producción y la construcción misma de los medios, que en este caso se ven afectados por el difunto, quien claramente sigue generando discusiones (en la ficción y en la realidad) incluso estando muerto.

Ya se había explicado la visión de Bourdieu acerca de lo que resulta aburrido en la televisión y por qué la política no vende si su paquete no está en “formato diversión”. El juego, la intriga, la necesidad de saber lo que quiso interpretar C.F. Kane pone de manifiesto la necesidad de la sociedad de mantenerse entretenida. Eso es lo que Omar Rincón titula como “estética mediática”, la necesidad de que haya una repetición, una agenda de consumo, una rutina específica que cree condiciones de seguridad para la rentabilidad, el exceso (siempre se buscan los límites, como es el caso paradójico de que importe más qué fue lo que dijo un hombre conocido que quién era en verdad, cómo trabajaba en la prensa, a quién afecta su muerte). Hasta se podría llegar a pensar que nunca dijo una palabra sino más bien que estuvo todo arreglado, intentando así vender más. Otro aspecto es el del shock, mediante una estética de escandalización, que desestabiliza al espectador. Es por eso que resulta importante saber que los medios, o una gran parte de ellos, pueden no tener problema a la hora de jugar con el morbo, y de esto el hombre es espectador día a día, hasta el punto que puede resultar “aceptable”.

La película se sitúa en una etapa de conflicto por la Segunda Guerra Mundial. Los medios influyen completamente en cada cabeza teniendo en cuenta que en esa época una mayor cantidad de gente que ahora tomaba como verdad lo que publicaban los mismos. La manipulación mediática ataca la forma de pensar. Se da la formación de opinión implícita, ya que nadie dice “piensen esto, hagan esto”, sino que se dibuja un panorama completamente influenciado por el poder económico y el político que deja al ciudadano fuera de la capacidad de pensar en una salida a esas corrientes masivas. Y esa es la palabra: masiva. La masificación influye en la cultura de una sociedad devastada por la guerra, donde nadie puede interponerse en esa comunicación medios-cultura.

Pero, lamentablemente, tanto esfuerzo por “moldear” resultó ser en vano. Tanta ida y vuelta, mucha investigación y montañas de especulaciones, para que el único que se entere de al menos la ansiada certeza sea el espectador del film, quien nunca se sentará en el incinerado Rosebud.


Crudele, Martín.

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