Natural born killers y El celuloide oculto [Eje I]

- Eje I. Temas: medios y poder. Los medios como herramientas. Los medios como escenarios. Los medios como reflejo de la sociedad. En relación con las películas: Natural born killers (Oliver Stone 1994) y The celluloid closet (Rob Epstein/Jeffrey Friedman 1995), y los autores vistos en cátedra.


Natural born killers (Asesinos por naturaleza) y los medios masivos


Hitchcock: “Un tipo en primer plano. Vamos a ver lo que está viendo. Supongamos que ve a una mujer con un bebé en los brazos. Ahora cortamos y recogemos su reacción ante lo que ve: él sonríe. ¿Cómo es el personaje? Es un hombre agradable, simpático… ahora vamos a colocar un plano de una chica en bikini. Él mira. La chica en bikini. Él sonríe… ¿qué nos parece ahora? Un viejo verde. Ya no es el mismo caballero a quien le gustaban los bebés. Ése es, para mí, el poder del cine”

Hemos devenido en homo zappings, habitantes de unas estéticas mediáticas que nos dicen que nuestra vida es una película, que debe ser vivida de manera espectacular y cuyo sentido es el entretenimiento [Omar Rincón].

Natural born killers (Asesinos por naturaleza) es una denuncia a lo que Rincón llama el homo zapping. De hecho, la película en su sentido más original reproduce el “hacer zapping”, sin pausas, e inclusive dentro de las mismas escenas vemos a los personajes haciéndolo y aplicándolo a sus vidas totalmente influenciadas por lo mediático.

Inmediatamente después de los títulos, Asesinos por naturaleza se desarrolla a modo de show de comedia norteamericano. Como apertura de una película que da que hablar, la primera escena recae en la ética y la moral y lleva a un absurdo que evidencia el poder mediático: el padre de Mallory Knox (Juliette Lewis), un hombre repulsivo, abusa de ella. Esta secuencia perturba inevitablemente a los más sensibles cuando de fondo se escuchan risas, típicas de este tipo de programas. Risas que son adjudicadas a un hecho tristísimo, es un buen ejemplo de lo que el poder mediático crea a cualquier precio y hasta donde puede llegar. Este poder tiene como base lo simbólico, capaz de influir en los otros y crear acontecimientos reales a través de los medios de producción y transmisión de formas simbólicas [Thompson], y hacerlos socialmente aceptables. El cine es, junto a la televisión, la influencia más propia de la sociedad. En una encuesta de ICP/Research sobre ¿en quién creen los latinoamericanos? El resultado fue: 15% parlamento, 27% políticos, 61% iglesia y medios masivos de comunicación. [Encuesta citada por Calicchio]. Evidentemente la credibilidad de los medios es altamente asimilada sin cuestionar.

En el film se mezclan recuerdos de los personajes con imágenes mediáticas, resalta la confusión a la hora de la distinción: el poder mediático esta inserto en nuestras vidas, al punto de confundir las experiencias propiamente vividas con las adoptadas a través de los medios. El poder mediático influencia hasta lo que consideramos más propio y espontáneo del ser humano. En este punto haré hincapié en el próximo posteo.

Uno de los personajes de la película es Wayne Gale (Robert Downey Jr.), conductor de “American Maniacs” [Maniacos americanos], un programa sobre historias de asesinos seriales. Él es quién hace el seguimiento de la historia de Mickey [Woody Harrelson] y Mallory Knox [Juliette Lewis] -protagonistas/pareja de asesinos en masa/prófugos- y quién más adelante querrá conseguir una entrevista exclusiva con Mickey desde la cárcel, un día antes de que sea trasladado a una cárcel psiquiátrica de por vida. Utilaza las maneras típicas de la exageración mediática, frases como “reino del terror” son oídas cada vez que el personaje aparece en escena. Su personalidad, absolutamente persuasiva, vislumbra lo que es capaz de hacer un mediático por el raiting y la primicia, y cómo lo logra.

La búsqueda de lo divertido inclina, sin quererlo explícitamente, a desviar la atención hacia un espectáculo o escándalo [Bourdieu] no importa el tema planteado o lo que está en juego; dentro de Natural born killers, el ser asesino no significa un ser despreciable, sin códigos, sino alguien a quién todo el mundo quiere ver, a quién que los medios presentan, quieren e incluso propagandizan, aquí son un espectáculo. Y en la mente de la masa, también. Este es el poder de los medios.

La película es eróticamente violenta, y solo quién la vea podrá comprender esta definición. Presenta a lo largo y a lo ancho la estética del mundo mediático actual [según Calabrese citado por Rincón]:

* La repetición: en la película Wayne Gale en la sala de edición grita: “¡mira eso!, ¡repítelo! (...) ¡La repetición funciona!” recurso al que le sacan jugo en el film.

* La velocidad: esta característica es absoluta en todo el film. Presenta el espíritu de una multitud de ideas simultáneas, abundancia de pensamientos, donde no se es capaz de abarcarlos todos plenamente. [Calvino]

* El exceso: escándalo, excitación de las formas, desafiante, lo prohibido.

* Lo monstruoso: refiere a la idea de olvidar la proporción; deviene del disfrute y del gusto de una época que se evade de lo perfecto.

* El shock: concebido como un proyectil lanzado contra el espectador, contra cada una de las certidumbres, sus expectativas de sentido y sus hábitos perceptivos.

Todas estas características son representadas una tras otra, al extremo y sin pelos en la lengua. Las escenas son de una variedad amplísima de estilos dentro del mundo del cine. Tampoco respeta un género audiovisual de máximo consumo en particular, de hecho Natural born killers busca abordar todos sin excepción. Desde un noticiero, una película de Hollywood, un programa de investigación, un show de comedia estadounidense, una película de bajo presupuesto, documental, un talkshow etc. Pasando por elementos sonoros, de iluminación y color cargados de un dinamismo atípico. Una película que desborda la velocidad, el exceso, lo monstruoso y el shock sin titubear.

The celulloid closet (El celuloide oculto) : testimonios del poder simbólico


Hollywood, ese fenomenal fabricante de mitos, les enseñó a los heterosexuales qué pensar de los gays y a los gays qué pensar de sí mismos. Nadie se libró de su influencia [El celuloide oculto].

“No vemos la realidad como es, si no como son nuestros lenguajes. Y nuestros lenguajes son nuestros medios de comunicación. Los medios de comunicación son nuestras metáforas.” [Postman citado por Rincón]

En El celuloide oculto se trata de conscientizar sobre el poder de influencia que tienen los medios, advierte los cambios de significación del concepto homosexual creado por Hollywood, y cómo ese significado afecta a las minorías supuestamente representadas.

“El cine es nuestro cuenta cuentos. Es la fibra de nuestras vidas. Nos muestra qué es lo glorioso, lo trágico, lo maravilloso y lo gracioso de las experiencias cotidianas que todos compartimos. Cuando tú eres gay y no ves eso reflejado de ninguna manera en las películas empiezas a sentir que algo está realmente mal” [Armistead Maupin-escritora].

Barbero dice que los discursos de los medios nos moldean y nos oprimen desde dentro, desde la complicidad de nuestro sistema cultural y nuestro imaginario. Este último es la materia prima de la que está hecho el discurso mediático. “El poder ha reclamado siempre el control del lenguaje y de los discursos. Tus ideas acerca de quién eres no se originan solo en tu interior. Viene de la cultura. Y en esta cultura viene especialmente de las películas. De las películas aprendemos qué significa ser un hombre o una mujer, qué representa tener sexualidad. Las películas nos proveen historia sobre cómo la sociedad concebía a los homosexuales.” [Richard Dyer-historiador de cine].

Desde los comienzos del cine el homosexual fue un personaje de segura fuente de humor: aparece la “mariquita”, el “maricón”, y es desarrollado y aceptado como un tipo de cliché hollywoodense. “No había razón para que estuvieran y nunca comprendí por qué la gente se reía. Es lo mismo con los estereotipos humillantes para los negros” [Arthur Laurents- guionista].

El poder de la Iglesia logró para 1934 elaborar un plan, un código de regulación, detrás de una cortina de grandes amenazas por parte de los católicos y fundamentalistas hacia los estudios. Hollywood prometió seguir las reglas, las cuales restringían: los besos con la boca abierta, la perversión sexual, la seducción, la violación, el aborto, la prostitución, los esclavos blancos, el nudismo, la obscenidad, la profanidad y las caricias lujuriosas.

El director del código, Joseph Breen, fue el encargado de modificar los textos y las tramas:

“Nuestro pueblo americano es gente sencilla y sana, las filosofías disparatadas sobre la vida, las situaciones sexuales desagradables, los chistes burdos y los diálogos de doble sentido no son bienvenidos. A la gente decente no le gusta este tipo de cosas y nuestro trabajo es asegurarnos de que no se encuentren con ellas.”. [Joseph Breen con respecto al código, El celuloide oculto]

“Esperamos que no sea necesario cerrar todas las salas de cine por culpa de algunas indeseables, sino que tengamos películas mas limpias y mejores, de modo que puedan permanecer abiertas.”[Gustav Ketter de Federation of womans club]

“Así una novela acerca de un alcohólico sexualmente confundido se convirtió en una película sobre un escritor alcohólico bloqueado (The lost weekend 1945), una novela sobre la agresión y el asesinato de homosexuales se convirtió en una película sobre antisemitismo y homicidio (Crossfire 1947)” [El celuloide oculto].

El mensaje social trasmitido por Hollywood era a cada paso más asimilado por la sociedad como un valor naturalizado, donde parecer gay era tan malo como serlo. Las películas anularon la temática, pero parcialmente: algunas cosas podían ser leídas entre líneas y parte de la audiencia había aprendido a hacerlo. Por otro lado “los censores hacían la vista ciega -por ejemplo- a las lesbianas en la pantalla, en tanto estuvieran seguras detrás de las rejas” [El celuloide oculto] para fomentar el desprecio social. De esta manera los estereotipos predominantes del homosexual fueron determinados directamente por Hollywood: por un lado tenías al hombre afeminado con plumas incluidas, y por el otro a la mujer-macho violadora de la cárcel.

“Estas películas eran una advertencia para que las damas las vieran y regresaran a la cocina donde Dios quería que estuvieran” [Jay Presson Alled-guionista].

Con el paso del tiempo el cine británico empezó a mostrar películas con temáticas gay, transformando también el significado social del concepto, donde personajes homosexuales encontraban inevitablemente el suicidio como escapatoria a sus pecados o bien merecían la muerte: “Si eres una mujer que cometió adulterio, todo va a ser tormentoso; si eres una mujer que tiene otra mujer, es mejor que te cuelgues. Es cuestión de grados; y si eres gay tienes la pena máxima. Muérete.” [Arthur Laurents- guionista]. Silverstone se refiere a los medios como un proceso de mediatización, en donde está implicado el movimiento de significado y su transformación. En El celuloide oculto este proceso es claramente explicado.

Toda palabra tiene -o puede tener- consecuencias sociales [Martín Barbero], y las mismas también fueron una herramienta de manipulación simbólica: “nunca escuché la palabra nigger a menos que la usen personas negras de forma afectuosa (...), maricón no se usa de esa forma, se usa por cualquiera hablando con cualquiera, te habitúas o te condicionas a aceptarlo” [Barry Sandler-guionista] y no sólo te condicionás al uso, sino también al valor agregado que posee, toda la suciedad en la que ahogaron su significación.

A partir de los 80 los gays pasaron de ser víctimas a agresores, las películas mostraban a los personajes “vengando” su padecimiento, el concepto otra vez cambió, el marco se agrandaba a más posibilidades, ahora si eras homosexual también podías ser asesino. De esta manera y con el transcurso del tiempo, las nuevas tecnologías y los cambios sociales, el imaginario fue controlado, transformado a conveniencia de los grandes poderes.

“Hay un incontrolable deseo de los estudios por hacer a los personajes queribles; mi presencia nunca fue amenazante (...) un hombre gay con SIDA no debe ser amenazante, debe ser otra cosa, y en parte es porque el pequeño Tom Hanks está interpretando el papel” [Tom Hanks sobre Philadelphia].” “Es un héroe gay que muere (...) es trágico; hay que ver como Hollywood y la audiencia acogerán una película acerca de un héroe gay que vive.” [Jan Oxenberg sobre Philadelphia]. Este es otro claro ejemplo: todos los homosexuales mueren, son asesinos o asesinados, temidos en las cárceles, o encerrados en un club nocturno viviendo en las sombras. La otra cara del homosexual (alejada de los estereotipos y convenciones de Hollywood) era infiltrada lastimosamente inclusive durante fines de los 80: “Cuando le di el beso al final de Thelma and Louise, eso le dio la pauta a la gente (...) de que era amor” [Susan Sarandon sobre Thelma y Louise]. Sólo entre líneas y esteriotipadas eran (y es) representada la “minoría”.

Silverstone compara los procesos de la mediatización con los de la traducción, ya que en ambos se requiere de confianza (hay un significado que hay que aprehender y que debemos hacer que sobreviva a nuestra traducción), de apropiación y de agresión (todos los actos de comprensión son inherentemente apropiadores y por ende violentos [Steiner]) y de restitución: “Todas las lecturas y las películas eran heterosexuales y tuve que hacer una traducción de mi vida, en vez de ver -en alguna ocasión- mi vida representada” [Harvey Fierstein-actor/guionista].

Los medios más que un reflejo de la sociedad son creadores de realidades sociales. No representan a la sociedad, la manipulan para conseguir intereses políticos u otros. Son herramientas que manejan los poderes para controlar a los individuos y utilizan como escenario nuestro imaginario. El celuloide oculto es un testimonio de lo que cierta parte de la industria cultural puede formar y transformar en lo que respecta a las estructuras de (nuestro) pensamiento.

Duimovich, Carla.

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